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Patología meniscal

La rodilla es una de las articulaciones más grande de su cuerpo y una de las más complejas. Debido a la intensidad de su uso es vulnerable a sufrir lesiones. En la aparición de las lesiones pueden coexistir el sobreúso como también el accidente casual, laboral o deportivo. También el eje de la rodilla aparece como uno de los grandes responsables de la aparición de patología meniscal degenerativa.

Los desgarros de los meniscos están entre las lesiones de rodilla más comunes. Los atletas, en especial quienes juegan deportes de contacto, tienen riesgo de sufrir desgarros de los meniscos. Sin embargo, cualquier persona a cualquier edad puede desgarrarse un menisco. Cuando la gente habla de un cartílago roto en la rodilla, por lo general se refiere a meniscos desgarrados.

Anatomía

Tres huesos están implicados en la articulación de su rodilla: el fémur, la tibia y la rótula. Además, existen un buen número de elementos estabilizadores, entre los que se encuentran los meniscos, los ligamentos y la cápsula.

Dos porciones de cartílago en forma de cuña actúan como «absorbedores de impacto» entre su fémur y tibia. Estos se llaman meniscos. Son fuertes y elásticos para ayudar a acolchar la articulación y mantenerla estable.

Son los llamados meniscos de la rodilla. Uno el interno tiene forma de C y el externo tiene forma de O.

Descripción

Los meniscos se desgarran o se rompen, se suele hablar siempre de ‘rotura meniscal’ de maneras o circunstancias diferentes. Los desgarros se definen por su aspecto y también por el lugar donde ocurre el desgarro en el menisco. Los desgarros comunes incluyen longitudinales, en pico de loro, en colgajo, en ‘asa de cubo’ y mixtos/complejos, y pueden ocurrir en cualquier región meniscal.

Las rotura meniscales relacionadas con el deporte a menudo ocurren junto con otras lesiones de rodilla y que agravan el pronóstico de la lesión, como con lesiones del ligamento cruzado anterior.

Causa

Las roturas agudas de los meniscos a menudo ocurren durante la práctica deportiva. La recepción de un salto junto con una torsión de la rodilla es una causa de lesión muy frecuente. A veces puede ser a resultas de un contacto directo, por ejemplo un placaje en el rugby. Los movimientos regulares que se hacen durante un trabajo continuado sobre la rodilla también pueden causar lesiones meniscales, por ejemplo en los fontaneros o albañiles.

Las personas mayores tienen más probabilidad de tener desgarros degenerativos de meniscos. El cartílago se debilita y se desgasta, afinándose con el tiempo. El tejido desgastado y añoso tiene más tendencia a los desgarros. Solo tornearse bruscamente al levantarse de una silla podría ser causa suficiente de un desgarro si los meniscos se han debilitado con la edad.

Síntomas

El paciente puede sentir un sonido parecido a un crujido cuando se desgarra un menisco. En función de la lesión meniscal la clínica puede variar mucho, desde una ausencia de síntomas a un dolor intenso e invalidante.  Muchos atletas siguen jugando con un desgarro aunque en un momento determinado las molestias terminan por aparecer.

Los síntomas más comunes de desgarro de los meniscos son:

Dolor

Rigidez e inflamación u ocupación articular

Inmovilización o bloqueo de la rodilla

La sensación de que la rodilla se «colapsa»

Sin tratamiento, un fragmento del menisco puede soltarse y migrar al interior de la articulación. Esto puede causar que su rodilla falle, cruja o se bloquee.

Examen médico

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Examen físico e historia del paciente

Después de valorar los antecedentes médicos, de cómo se produjo la lesión y cuáles son los síntomas, el médico examinará su rodilla. Una correcta exploración de la rodilla es esencial. El profesional comprobará si hay dolor a la presión en la línea articular donde se ubica el menisco. Esto a menudo es señal de un desgarro. Uno de los principales exámenes para los desgarros de meniscos es la prueba de McMurray. Su médico le flexionará la rodilla, luego la llevará a la posición recta y la rotará. Esto pone tensión en un menisco roto. Si usted tiene un desgarro de menisco, este movimiento causará un sonido ‘clic’. Su rodilla hará ‘clic’ cada vez que su médico haga la prueba.

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Radiología convencional

Aunque las radiografías no muestran los desgarros de meniscos, pueden mostrar otras causas de dolor de rodilla, como una osteoartrosis o el compromiso de alguno de los espacios femorotibiales.

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Resonancia magnética (RMN)

Es el ‘Gold Estándar’ de las pruebas diagnósticas de rodilla. Es el estudio básico para valorar de los tejidos blandos de la articulación de su rodilla. Se podrá valorar si existe patología meniscal, alteración de los ligamentos, afectación condral o sinovial.

Tratamiento

De qué manera su cirujano ortopédico tratará la patología dependerá del tipo de desgarro que usted tenga, el tamaño y la ubicación. El tercio exterior de un menisco tiene llegada irrigación sanguínea. Un desgarro en esta zona «roja» que podría cicatrizar por sí solo a menudo puede repararse con cirugía mediante una sutura meniscal. Un desgarro longitudinal es un ejemplo de este tipo de desgarro.

En contraste, los dos tercios interiores del menisco carecen de irrigación sanguínea. Sin nutrientes de la sangre, los desgarros en esta zona «blanca» no pueden cicatrizar. Estos desgarros complejos a menudo ocurren en cartílago fino y desgastado. Como los fragmentos  no pueden unirse para regenerarse, los desgarros en esta zona por lo general se regularizan quirúrgicamente. Además del tipo de desgarro la edad, nivel de actividad y cualquier lesión relacionada son factores que influirán en su plan de tratamiento.

Tratamiento no quirúrgico

Si su desgarro es pequeño y en el borde exterior del menisco, podría no requerir reparación quirúrgica. Siempre y cuando sus síntomas no persistan y su rodilla esté estable, el tratamiento no quirúrgico podría ser todo lo que usted necesite.

RICE. El protocolo RICE es efectivo para la mayoría de las lesiones relacionadas con el deporte. RICE es la sigla del inglés que significa R=Reposo, I=Hielo, C=Compresión y E=Elevación.

  • R=Reposo. Deje por un tiempo la actividad que causó la lesión. Su médico podría recomendarle que use muletas para evitar el peso en su pierna.
  • I=Hielo. Use paquetes fríos durante 20 minutos cada vez, varias veces al día. No aplique hielo directamente sobre la piel.
  • C=Compresión. Para prevenir hinchazón adicional y pérdida de sangre, use un vendaje elástico para compresión.
  • E=Elevación. Para reducir la inflamación, reclínese cuando descansa y ponga su pierna en alto por encima del nivel de su corazón.

Los medicamentos como la aspirina y el ibuprofen reducen el dolor y la inflamación.

Si los síntomas persisten con el tratamiento no quirúrgico, su médico podría sugerir la cirugía artroscópica.

Tratamiento quirúrgico

La artroscopia de rodilla es uno de los procedimientos quirúrgicos más comúnmente realizados en la traumatología. En este procedimiento y a través de unas pequeñas incisiones se accede al interior de la rodilla.

La artroscopia da una visión clara del interior de la rodilla y permite que cirujano ortopédico inserte instrumentos quirúrgicos que le permiten regularizar el menisco lesionado o, si lo permite su localización, realizar la sutura del mismo y dar la máxima estabilidad a la rodilla. En el caso de que se realice una sutura meniscal el periodo de recuperación aumenta sensiblemente.

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Evolución postquirúrgica

Cuando la cicatrización inicial se complete, su médico indicará ejercicios de rehabilitación en función del tratamiento que realizó, meniscectomia o sutura meniscal. Es necesario el ejercicio regular para restablecer la movilidad y la fortaleza de su rodilla. Usted comenzará con ejercicios para mejorar el rango de movimiento. Gradualmente, se agregarán ejercicios para fortalecer a su plan de rehabilitación.

La mayoría de la rehabilitación puede llevarse a cabo en su casa, aunque su médico puede recomendar terapia física.

Recuperación

Los desgarros de meniscos son lesiones de rodilla extremadamente comunes. Con el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación adecuados, los pacientes recuperan sus capacidades previas a la lesión.

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